Un motive, y un mercado, para los peces cultivados en México

Ilima Loomis

Con una fuerte demanda doméstica por productos de mar y amplias áreas para la acuacultura, una tierra de oportunidad se encuentra al sur de la frontera

La productora de truchas Citlali Gómez Lepe y su hijo alimentan las truchas arco iris que crecen en su granja familiar, Nemi Natura. Gómez Lepe y su madre y su abuelo iniciaron el negocio familiar hace 25 años con cuatro estanques de trucha “rústicos” en la ciudad de Zitacuaro, Michoacán, y fueron los primeros en criar truchas comercialmente. Ahora hay más de 700 productores de truchas en México.

Para ver el futuro de la acuacultura en México, deje de lado esa bola de cristal y mire un tazón de ceviche.

Desde el camarón hasta la tilapia, el bagre y la trucha, no es el mercado de exportación, sino el hambre local por los productos de mar lo que impulsa gran parte del crecimiento de la acuacultura en México. Con una población de 122 millones de personas que devoran un promedio de 26 libras de productos del mar por año, México consume más pescados y mariscos de lo que puede producir actualmente.

“Es un mercado enorme,” dijo Bill Hoenig, vicepresidente de operaciones y ventas de Delta Blue Aquaculture, una empresa estadounidense que produce camarones en México y Belice. “Esa es la historia de México en pocas palabras, cuando se trata del desarrollo de la acuacultura – el hecho de que hay mucho apetito interno por el producto.”

“Casi todo lo que aquí se produce se consume en México,” acordó Antonio Garza de Yta, director de la Sociedad Mundial de Acuacultura y rector de la Universidad Tecnológica del Mar de Tamaulipas Bicentenario. “Tenemos una gran demanda que todavía no podemos satisfacer.”

El lugar correcto, esperando el momento adecuado

Si bien la industria todavía enfrenta algunos dolores de crecimiento – incluyendo muchos de los retos que normalmente vienen con hacer negocios en un país en desarrollo – la acuacultura en México se está expandiendo. Amplio espacio, temperaturas suaves, una fuerza de trabajo lista y una permisología simplificada crean el clima adecuado para el crecimiento, de acuerdo con Garza de Yta. “Hay mucho potencial,” dijo.

La productora de truchas Citlali Gómez Lepe ha visto ese crecimiento de primera mano. Cuando su madre y su abuelo iniciaron el negocio familiar hace 25 años con cuatro estanques de trucha “rústicos” en la ciudad de Zitacuaro, Michoacán, fueron los primeros en criar truchas comercialmente. Ahora hay más de 700 productores de truchas en México, dijo.

“Definitivamente, los últimos 10 años han sido el principal crecimiento que ha tenido la acuicultura en México,” dijo.

Su granja, Nemi Natura, que Gómez Lepe opera con su esposo, también se ha expandido, y ahora cuenta con más de 60 estanques y 18 empleados. Producen alrededor de 60 toneladas de trucha al año y recientemente comenzaron a criar ranas toro, y venden las ancas a los chefs de todo México.

Casi todo lo que aquí se produce se consume en México. Tenemos una gran demanda que todavía no podemos satisfacer.

La trucha es una de las principales historias de éxito del país en acuacultura, dijo Garza de Yta. La mayoría de las granjas de truchas son pequeñas operaciones familiares como la de Gómez Lepe, pero la industria está especializada, establecida y bien organizada, con productores trabajando juntos para comercializar y distribuir sus productos, casi todos los cuales se consumen en México, añadió. La industria trajo inversiones y empleo a áreas remotas y montañosas del país.

La tilapia, por otro lado, se cultiva en todos los estados de México, con más de 2.000 granjas pequeñas en todo el país, pero ha sido menos rentable debido a una infraestructura mal diseñada y la falta de organización dentro de la industria, dice Garza de Yta.

El cultivo de camarón está bien establecido en la parte noroeste del país, y el camarón es el principal producto acuícola del país en términos de volumen y valor monetario, dijo. Sin embargo, con una tasa de producción de sólo alrededor de 1 tonelada por hectárea por año, Garza de Yta ve el potencial de crecimiento aumentando la eficiencia y la producción de manera más intensiva. “Es extremadamente baja,” dijo.

Tierra de oportunidades

Regiones como el Mar de Cortez cuentan con condiciones ideales para las actividades acuícolas y mucho espacio disponible, sin mencionar la infraestructura y las instalaciones para cultivar especies como el jurel cola amarilla, la lobina rayada y la totoaba.

A diferencia de las granjas tierra adentro, el crecimiento de la acuacultura en alta mar es impulsado principalmente por el mercado de exportación. También está resultando más atractivo para los inversionistas estadounidenses, quienes encuentran que México tiene un ambiente regulatorio más favorable. “Se puede obtener un permiso en México en menos de un año,” dijo Garza de Yta. “Es fácil cuando se lo compara con lo difícil que es comenzar la maricultura en los Estados Unidos.”

Esa fue la experiencia de Neil Anthony Sims, co-fundador y co-CEO de Kampachi Farms. Después de trabajar en la acuacultura de Hawái durante más de 26 años, incluyendo la cría de kampachi (jurel cola amarilla, seriola) y los corrales experimentales de redes sin anclas, Sims y su socio querían un lugar para escalar hasta una operación comercial más grande. Se dirigieron a México y al Mar de Cortez por su “vasto” espacio oceánico, fácil acceso por carretera a los mercados de los Estados Unidos y un entorno regulatorio amistoso.

“Hay un camino claramente definido para los permisos, y funciona,” dijo Sims. “Si usted solicita permisos en un lugar que tiene sentido para la acuacultura, usted puede razonablemente esperar obtener el permiso.”

Eso contrastaba marcadamente con la experiencia de Sims en Hawái, donde informó que pasó por un proceso de revisión intensivo de dos años, incluyendo una evaluación ambiental completa, no sólo para lanzar su proyecto de investigación no anclado, sino para cada vez que trató de sembrar sus corrales con nuevos peces. El gobierno mexicano también ha demostrado su apoyo proporcionando instalaciones, agua y electricidad para el programa de reproductores de la compañía. “Están deseosos de trabajar más estrechamente con la industria,” añadió Sims.

Nemi Natura se ha expandido y ahora cuenta con más de 60 estanques y 18 empleados. Produce alrededor de 60 toneladas de trucha por año y recientemente comenzó la cría de ranas toro, que se venden a los chefs en todo México.

Abierto para negocios

Sin embargo, la acuicultura en México enfrenta algunos desafíos. Invertir en un mercado emergente como México es “siempre más riesgoso” que en una economía más desarrollada, advirtió Hoenig. Navegar por los tribunales y el sistema legal o agencias gubernamentales a menudo se reduce a “quién usted conoce, no a lo que usted sabe,” dijo.

Y gracias a la “resaca del colonialismo,” el gobierno mexicano puede saludar a las grandes compañías extranjeras con más escepticismo que los inversionistas locales, dijo Hoenig: “Están más en sintonía con los proyectos artesanales y locales, porque ponen a más gente a trabajar.”

La corrupción y la violencia son preocupaciones legítimas en algunas áreas del país, agregó Garza de Yta. En los estados de Tamaulipas y Michoacán, por ejemplo, la producción de bagre se desplomó de 10.000 a 3.000 toneladas cuando la violencia de las drogas desestabilizó el área en los últimos años. La producción está ahora empezando a recuperarse cuando la violencia ha disminuido. “Las cosas no son tan malas como eran antes,” dijo.

Se puede obtener un permiso en México en menos de un año. Es fácil cuando se lo compara con lo difícil que es comenzar la maricultura en los Estados Unidos.

Los recursos son a menudo limitados. Garza de Yta señaló que los costos de la electricidad son mucho más altos en México que en los Estados Unidos, y que la mayor parte de los alimentos disponibles son de mala calidad o están mal administrados. Además, ha habido una falta de inversión en la investigación, dijo.

Mientras que países como Estados Unidos y China han invertido en mejoras genéticas de las poblaciones de peces y otras investigaciones para apoyar el crecimiento de la industria, “en México, el investigador y la industria están completamente divorciados,” lamentó Garza de Yta. Eso es algo que en ahora él está trabajando para cambiar, empezando por organizar reuniones entre científicos y líderes de la industria, incluyendo en su universidad. “Tenemos que mejorar nuestra capacidad en cada nivel,” dijo.

A pesar de los desafíos, Hoenig está optimista de que el auge de la acuacultura en México, impulsado por los apetitos locales y facilitado por los recursos naturales del país y la actitud de abierto-para-negocios, no disminuirá en breve. “Definitivamente es una situación de crecimiento,” dijo.

@GAA_Advocate